La noche mostraba signos de volverse fría o muy caliente… en su departamento ambientado para cualquier clima, aquello carecía de importancia…
Descalza y vestida con una larga camisa de botones, a forma de camisón de hombre ejecutivo que le llegaba por la mitad de los muslos, iba y venía rozando los pies contra la alfombra, sosteniendo en manos el único volumen de Oscar Wilde, su única novela “EL retrato de Dorian gray”… sus labios se movían murmurantes de las líneas, y sus cabellos en su estado de recién cortados caían enmarcando su rostro con finos mechones húmedos por la reciente ducha, notándose desordenados pero con encanto y estilo…
El departamento era amplio y cómodo, contando con una sala de estar amueblada por un sillón y un sofá de color claro, ademas de mesitas con lamparas de pantalla de bambu y algun escritorio mas unos cuantos libreros. El piso era de madera pulida y las paredes lisas. La distribución del espacio se marcaba en la sala moderna, espaciosa y simple con vista a la cuidad desde aquel 10 piso esta, estaba separada de la cocina por una pantalla de cristales que la hacían una zona cómoda y completamente independiente, con comedor y todo electrodoméstico necesario. En un costado de la estancia principal había una escalera que llevaba a la recama bordeada por una rejilla de metal plateado y diminutos farolitos de neón violeta en cada mini pilar del enrejado. En conclusión, el apartamento estaba bien distribuido y claro, también constaba de un baño de acabado en madera y mármol blanco.
…Se llevó uno de sus dedos a los labios para pasar la hoja ya leída, mientras se dirigía a la cocina en busca de su tasa caliente de chocolate, la cual sacó del micro usando una mano, y tras abandonar la cocina soplando la bebida, dio un sorbo y se tumbó perezosamente en el mullido sofá. – Porque posee usted la más maravillosa juventud, y la juventud es lo único que valga la pena.- recitó con tono varonil imitando a Lord Henry, un personaje que representa la voz que Dorian escucha y atiende, aquel que decía cosas inmorales pero no cometía ninguna. Se salto lo que dijo el bello protagonista y continuó con el lord – No le parece por ahora. Algún día, cuando este usted envejecido, arrugado, feo; cuando el pensamiento de marchite la frente con sus garras y la pasión manche sus labios con horribles estigmas, lo sentirá usted terriblemente… - se interrumpió en el punto y seguido al escuchar un ruido bastante menudo venir de la puerta… olfateo lentamente el aire y se fue colocando de pie lentamente… apoyando sus desnudas rodillas del cojín mientras el libro colgaba entre sus manos. – No recuerdo haber ordenado algo…- susurró. Pero bien sabia que el despiste era una de las razones por las que vivía… olvidaba todo muy rápido o se divertía consigo misma y sus lagos mentales. Por lo que caminó hacia la puerta y dando un tirón suave la abrió, si algo no olvidaba era un aroma y por un momento, todo fue muy familiar...